Ha llovido mucho desde que en 1868 se instalara el primer semáforo del mundo para regular el tránsito delante del Parlamento de Westmister. Desde entonces, su diseño ha ido evolucionado y sus hombrecillos han adoptado formas distintas en función del país. Lo que en principio nunca cambia es que en rojo no se puede pasar y en verde sí. Uno de los más nuevos está en Jaén. Pero atención: !el hombrecillo es mujer y lleva falda!
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